Saetas
Cuando un extranjero oye la palabra saeta piensa en una flecha puntiaguda. Como aquella flecha que disparaba con el arco el personaje imaginario infantil Robin Hood, cuyo relato decía que era capaz de partir una manzana en dos con el tiro de su flecha.
Sin embargo, en España, la palabra “Saeta”, tiene otra
connotación más profunda.
En estas fechas de recogimiento y en la que las procesiones
marcan la Semana Santa, se habla de las saetas que se cantan en honor de las
imágenes religiosas portadas en andas en las procesiones.
Una saeta es un canto religioso tradicional, que canta el
saetero en solitario con sentimiento y sin acompañamiento musical, generalmente
desde un balcón. Cuando se empieza a oír al cantaor, el Capataz o Hermano
Mayor, que dirige la procesión detiene a la cuadrilla de costaleros que portan
los pasos o tronas, para escuchar la saeta, que conmueve a quienes la escuchan.
El origen de la saeta es confuso. Se dice que influyó en ella
la oración árabe de los almuédanos. También que pueden haber influido los
cantes sefaradíes y que finalmente le dieron una cierta estructura los
misioneros franciscanos y posteriormente los dominicos, en el trascurso de los
siglos XVI- XVII cuando recitaban o predicaban en sus misiones, aunque aquellas
tenían poco que ver con las flamencas actuales ya que se referían al
arrepentimiento de los pecados y del arrepentimiento y la penitencia y la
limpieza “del alma”.
Los estudiosos de esta interpretación musical dicen en la
saeta confluyen el canto gregoriano que le da cadencia a la interpretación; el
canto sinagogal judío y el llamado del muecín musulmán; confluyendo en esta
versión las tres culturas españolas. Aunque también dicen que llega un momento
en que la saeta se “emancipa” de los lazos de procedencia y se convierte en una
expresión del sentir popular al paso de las imágenes de la procesión de Semana
Santa.
Aunque se manifiesta en las diversas procesiones en
Extremadura, Castilla la Mancha o Murcia, destaca sobre todo la saeta andaluza
de gran influencia flamenca. La saeta, que es un canto muy difícil de
interpretar, es un rezo cantado en voz alta, es una interpretación desgarrada,
que va dirigida a la Virgen María o a la Pasión de Jesús.
El pueblo andaluz que es muy amante de sus tradiciones
trabaja por fortalecer esta tradición saetera, organizando conferencias y
concursos. Destaca el Concurso Nacional de saetas de Jerez de la frontera. Existen
maestros saeteros que aportan nuevas letras y conocidos cantaores de saetas que
aportan su estilo propio.
Las saetas flamencas tienen cuatro o cinco versos de 8
silabas. Dicen que las letras pueden surgir de diferentes fuentes las letras de
los cantos franciscanos, los romances de Pasión y coplas del Vía Crucis, letras
de poetas andaluces o la oración del Miserere que es el canto del pecado y el
perdón, la más profunda meditación de la culpa y la gracia.
En Andalucía, dos lugares se destacan por tener constancia
documental de saetas antiguas: el asentamiento de Castro del Rio que en el
siglo XVIII cantaban El pregón, La samaritana y la saeta de la Vía Sacra y
otros romances litúrgicos. El segundo es Cabra que desde el siglo XIX cultiva
el estilo “llano”. Sus intérpretes han aportado un estilo más personal y cuenta
con dos versiones: la narrativa que es la que relata la pasión y la explicativa,
que detalla las secuencias de las procesiones. En la actualidad, la Escuela de saetas
de Marchena está haciendo una gran labor, rescatando antiguos cantes como el de
la Virgen de la Soledad del s. XIX.
Me imagino que las personas que han escuchado las saetas en
una procesión les atrapa la emoción del momento. Conocida es la saeta de la
Legión cuando desembarca en el puerto de Málaga, con Cristo de Mena crucificado
en andas y cantando a capela, al “Cristo de la Buena Muerte” o al “Novio de la
Muerte”, que ensalza que a la muerte no hay que tenerle miedo, que fallecer es
un acto de servicio.
La Saeta al Cristo de los Gitanos, una de las imágenes más
queridas; es una de las más populares, y es también conocida como la “de la
escalera”, de J. M. Serrat:
“Dice una voz popular
¿Quién me presta una escalera para subir al madero?
Para quitarle los clavos a Jesús, el Nazareno
Oh oh la saeta al cantar
Al Cristo de los gitanos
Siempre con sangre en las manos
Siempre por desenclavar
Cantar del pueblo andaluz
Que todas las primaveras
Anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz…
Cantar de la tierra mía…
Oh no eres
tu mi cantar, ni quiero
A ese Jesús
del madero
Sino al que
anduvo en la mar…”
Otra saeta
conocida es la dedicada a la Virgen de la Dolores:
“Lágrimas
derrama el cielo
La noche de
Viernes Santo
Y tu Madre
mía de los Dolores
Las escondes
bajo tu manto.
Que tristeza
y que dolor
Muestras en
tu pálida cara
Lacerada de
dolor…
Dos cosas
hay en el mundo
Que no se pueden
contar las lágrimas de la Virgen
Y la arena
del mar.”
©Carola
Velásquez
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