Justo entre las Naciones
Es muy triste todo lo que sucedió en
esas fechas, que debemos conocer para que no se vuelva a repetir. Sin embargo, yo
quiero escribir sobre el coraje y la nobleza de muchas personas en esos tiempos
grises.
Conocí de cerca durante mi juventud
el pueblo judío. Realicé mis estudios secundarios en Israel, por estar mi padre
destinado como diplomático en dicho país; pero el término “Justo entre las Naciones”
(The Righteous Among the Nations; Juste en Maison des Justes) lo conocí hace
relativamente poco.
Creo que las películas “La lista de
Schindler”, “El Ángel de Budapest”, "El corazón valiente de Irena Sendler"; entre
tantas otras, han contribuido a dar conocer al público que en medio de la
oscuridad también habían ángeles protectores.
El término “Justos de las Naciones” (
Jasidei Umot Ha-Olam) es la definición que el judaísmo emplea para referirse a
las personas no judías, llamados gentiles o noájidas; que han demostrado tener una
conducta moral que merece una recompensa Divina, por que observaron los preceptos de las Naciones, que fueron
trasmitidos al patriarca Noé por mediación Divina: reconocer un sólo Dios; no
blasfemar en su contra; fomentar el respeto y la moral pública; perseguir y
sancionar la muerte violenta; perseguir y sancionar el robo; y repudiar las
conductas inmorales y perversas.
Desde la antigüedad se calificó en las obras literarias como Justos a aquellos que se comportaban con justicia.
Poco
después de la creación del Estado de Israel, concretamente en 1953, el Primer
Ministro David Ben Gurion presentó en el Parlamento, el Kneset, el proyecto de
Ley “Sobre la Conmemoración de Mártires y héroes- Memorial de Yad Vashem”. Tras
el debate se acordó que se debía hacer un reconocimiento a no judíos que por su
actuación durante el holocausto debían ser considerados “Justos de las Naciones”.
Así, el 19 de agosto de 1953, se
constituyó la Institución Memorial de Yad Vashem. En 1963 se crea una Comisión
permanente conformada por el jurista Moshe Landau y el Director del Yad Vashem,
Arieh Kubovy, y se inicia la búsqueda sistemática e identificación de los”
Justos”.
Al hacer esto, se cumplían los
objetivos morales, políticos y educativos de la Institución, es decir, que
Israel reconocía que tenía la obligación ética de honrar a los no judíos reconocidos
como” Justos” en nombre del pueblo judío, ya que, con sus actos, los “Justos”
demostraron que era posible ayudar a pesar de la represión del régimen nazi.
La Comisión sigue un procedimiento.
Se basa en testimonios directos y entrevistas a testigos directos que
confirman:
Que aportaron ayuda a un judío cuando se encontraba en una situación de imposibilidad, amenazado de ser deportado hacia un campo de concentración o en peligro de muerte.
Que al hacer esto, el
Justo ponía en peligro su integridad física, su seguridad e incluso su libertad
ya que asistir a los judíos era penado por el régimen nazi; y que había actuado
de manera altuista, sin esperar por ello recompensa alguna.
Cuando una persona es reconocida como
“Justa” se inicia un proceso. Se le notifica la decisión del Comité y se le
entrega la Medalla de los Justos” y el Diploma de “Justo de las Naciones” en
una Ceremonia en presencia de las autoridades y de los representantes,
parientes o descendientes de las personas a las que prestó ayuda.
La Medalla lleva la inscripción del
Sanhedrin 37,71:
“Aquel que salva una sola vida salva un universo entero”.
El nombre del “Justo luego es grabado en el Muro de Honor del Jardín de los Justos que se encuentra en la sede del Memorial Yad Vashem. Inicialmente se plantaba un árbol. Con el tiempo dicha práctica se suspendió por falta de espacio.
El Justo recibe además una asignación
económica, equivalente al salario medio de Israel, ayudas sociales y sanitarias
y se le concede la residencia en Israel. La Fundación judía para los Justos de
Nueva York moviliza fondos para ayudar económicamente al Justo y su familia.
Pero, ¿Quiénes eran los Justos? Estaban
en todos los rincones de Europa. Eran profesores universitarios, maestros, médicos,
curas jesuitas, enfermeras, miembros de la resistencia, policías, pescadores, pueblos
protestantes, propietarios de circo y zoológico; sirvientes y diplomáticos
entre tantos otros.
Ejercían todo tipo de ayudas: algunos
daban alimentos, le daban refugio por una noche, los derivaban a personas que pudiesen
ayudarles, los ocultaban en casas, vaquerías o establos. Eran escondidos en
áticos, bosques, cementerios, cloacas e incluso en jaulas de animales. Los
niños eran ubicados en conventos. Muchos curas otorgaban falsos certificados de
bautismo.
Los prófugos necesitaban identidades falsas y asistencia para establecerse con una nueva identidad. En ese sentido, jugaron un papel muy importante tantos diplomáticos que haciendo caso omiso a las instrucciones de sus Cancillerías de no involucrarse en el conflicto ni otorgar documentos, emitieron visados y pasaportes, salvoconductos e izaron banderas en edificios enteros para poner a los judíos bajo su protección e inmunidad diplomática.
Algunos diplomáticos, al ser descubiertos por sus
Ministerios fueron despedidos y sus oficinas cerradas.
En 2020 el Yad Vashem ya tenía
registrados 27,712 Justos de 51 países diferentes.
© Carola Velásquez
Muy bueno tu artículo. Felicitaciones Carola!
ResponderEliminar